lunes, 26 de octubre de 2015

Adriana Lozano Zapata, de Cali. Premio "El dolor y sus trampas", Concurso de la Casa de Poesía Silva. Uno de los cinco ganadores.

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Adriana Lozano Zapata


de Cali

Tercer premio concurso El dolor y sus trampas de la Casa de Poesía Silva.

La profesora Adriana Lozano Zapata ha estado vinculada a la docencia y a la Academia durante toda su vida.

Ahora nos sorprende gratamente con su faceta de poeta, acaba de ganar el tercer premio del concurso El dolor y sus trampas auspiciado por la Casa Silva.

Este concurso contó con la participación de más de 2.500 trabajos y así se realzan más los méritos del premio.

Adriana Lozano pertenece a una dinastía de poetas cuya figura más visible es su hermana Orietta Lozano.

A continuación transcribimos su hermoso poema “Mujeres del Pacífico” con el cual ganó el premio.


MUJERES DEL PACIFICO

    Entre las horas más débiles de la tarde
Bajo ese gris ancestral del Pacífico
Las mujeres con sus caras quemadas
Prenden el candil, que como un pequeño ojo de sol
Decora sus cabellos
Silenciosas y con temblores apagados
Se recogen sus manos
Mientras un cántico marino suena.

   La cúspide verde del mar
Como indomable culebra
Profetiza una larga estación de espera.

El recuerdo gigantesco de esos hombres
Bañándose en los confines del océano
Entra y sale
En la humanidad de sus mujeres.

   Ellas le reclaman al mar sus hombres queridos
Pero ellos ya no están entre los vivos;
Se volvieron pasto de los peces.

    En las horas más débiles de la tarde
Las mujeres con su piel cetrina
Miran hacia los rayos del sol
Enhebrando el recuerdo de sus amores
Tan viejos como la edad del mundo.

La playa –inmensa lápida-

Está sembrada de rojas coronas.
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--- EL DOLOR Y SUS TRAMPAS, 2015. Concurso Nacional. Casa de Poesía SilvaContinúan la difusión y celebraciones del VEREDICTO DEL JURADO: Los cinco ganadores: Michelle Alexandra Rincón Cardona (Bogotá), José Mauricio Contreras (Bogotá), Adriana Lozano Zapata (Cali), Junior Adilson Pantoja (Palmira) y Martha Zulay Ibarra (Envigado) *. A la lectura del fallo celebrada el jueves 22 de octubre, llegaron más de 300 personas. El acto contó con la presencia del director de la Casa Pedro Alejo Gómez y los poetas Gustavo Burgos Cantor y Augusto Pinilla, quienes leyeron el acta y los poemas ganadores. Se hizo un reconocimiento expreso a la Casa de Poesía Silva por alentar y mantener estos concursos, por la constancia de sus talleres, el proyecto de la fonoteca y las publicaciones de poetas nacionales y extranjeros. * Acta, poemas ganadores y menciones ,  http://casadepoesiasilva.com/sin-categoria/lastrampas-del-dolor/
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lunes, 12 de octubre de 2015

El anarco & la lira. Juan Manuel Roca, Selección y prólogo. Presentación del libro en el VII Festival de la Imagen y la Palabra, Uceva, Tuluá, Octubre 9, 2015

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El anarco & la lira

Juan Manuel Roca
Selección y prólogo

Presentación del libro 
en el 
Uceva, Tuluá, Octubre 9, 2015
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Presentación
Por Juan Manuel Roca


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VIDEO



https://youtu.be/IoatyBSuo4Y

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Fotografías

NTC ... ÁLBUM

Festival de la Imagen y la Palabra, VII. UCEVA, Tuluá. Oct. 9, 2015

https://picasaweb.google.com/111515077843964359836/FestivalDeLaImagenYLaPalabraVIIUCEVATuluaOct92015#
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NTC ... ENLACES
SOBRE EL LIBRO




lunes, 5 de octubre de 2015

Jotamario Arbeláez, Premio Internacional de Poesía Ramón López Velarde 2015, México. En reconocimiento a su obra

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Jotamario Arbeláez
Premio Internacional de Poesía
Ramón López Velarde 2015
En reconocimiento a su obra

Nació en Cali en 1940. Miembro fundador del Nadaísmo en 1958. Bachiller honoris causa del Santa Librada College. Doctor honoris causa de la Universidad Santiago de Cali. Medalla del Congreso de Colombia en el grado de Comendador. Autor de Mi reino por este mundo, Premio Nacional de Poesia La Oveja Negra y Golpe de Dados 1980; La casa de memoria, Premio Nacional de Poesía Colcultura 1995; El cuerpo de ella, Premio Nacional de Poesía Instituto de Cultura 1999; Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora de la Fundación Rómulo Gallegos 2008. Acaba de anunciarse desde México que se hizo acreedor al Premio Internacional de Poesía Ramón López Velarde 2015, que concede la Universidad de Zacatecas, en reconocimiento a su obra. Vive en Bogotá. 





Intermedio 
Misión cumplida 
Jotamario Arbeláez

Con una extraña mezcla de orgullo y humildad me permito informar a quienes me leen y me quieren para que me lean y me quieran más, y de paso a quienes ni lo uno ni lo otro a ver si recapacitan, que luego de 55 años de escribir y publicar mis poemas ―gracias al profeta Gonzalo Arango que me concedió la alternativa cuando recién salía del Santa Librada―, que acabo de merecer el Premio Internacional de Poesía Ramón López Velarde 2015, otorgado por la Universidad de Zacatecas, México, como reconocimiento a mi obra.
  
         La presea, que consiste en medalla de plata y un cheque que no digo de cuanto para que no se alegre la DIAN ni sufran los enemigos, me será entregada en solemne ceremonia durante las jornadas lopezvelardianas en Zacatecas en diciembre 5. Ya mandé que plancharan mi liqui-liqui.

         Este premio se concede anualmente en dos modalidades. Una, desde 1982, a los escritores mexicanos que concursen con obra inédita. Y otra, desde 2007, al escritor iberoamericano que, a criterio de la organización, “sobresalga por sus logros al representar los sentimientos por medio de la palabra”. Lo han recibido en los últimos años  poetas como Ernesto Cardenal, Juan Manuel Roca, Jaime Augusto Shelley, Sergio Mondragón, Coral Bracho, Óscar Oliva, Jorge Boccanera. La noticia me la puso en el oído el poeta Marco Antonio Campos, y me fue confirmada por el coordinador ejecutivo del premio, poeta José de Jesús Sampedro. A ellos, al comité elector, y al rector Armando Silva Cháirez, mi emocionada gratitud. 
    
         Es mi quinto premio de poesía. Los que tenía calculados y los maestros espirituales me tenían prometidos. Si aspiro a ganar otros, ya será por esfuerzo propio y sin nada de ayudas de San Nicolás, mi santo patrono.

         En 1970, huyéndole a un amor y a los Juegos Panamericanos del 71, salí de Cali con una caja llena de líricos borradores pergeñados en 10 años a tomarme la capital por la poesía, en compañía de  Elmo Valencia. Pasé una década oficiando a las deidades lisérgicas desde el hippismo, hasta que me di cuenta que había aparecido un animador por la TV con mi mismo nombre y el apellido de mi amigo y amenazaba borrarme. En vez de desanimarme acudí a mi caja de borradores y preparé el libro Mi reino por este mundo, con el cual gané el Premio Nacional de Poesía de la editorial Oveja Negra ―por entonces de García Márquez―, y la revista Golpe de Dados, de Mario Rivero. El cheque me lo entregó el expresidente López Michelsen, con el alentador elogio de “se premia una promesa”, y ese día se lanzó a la reelección pero se lo merendó Belisario. Quien gracias a ese premio me mandó por Europa en una gira de embajador cultural a partir de Macedonia hasta España predicando la paz y la poesía.

         También merced a esa presea me integró en Propaganda Sancho don Álvaro Arango, para que me siguiera ganado mensualmente hasta pensionarme los mismos miles que había recibido de premio. Pasados 15 años acudí de nuevo a la caja de los mágicos borradores y elaboré el libro La casa de memoria, que ganó el Premio Nacional de Poesía Colcultura 1995.

         En 1999 quise despedir dignamente el milenio. Con El cuerpo de ella, un poema de 1960 dedicado a Dina Merlini que encontré en la misma caja y que me perdonaron los atracadores que me hicieron “el paseo millonario”, concursé y gané el Premio Nacional de Poesía del Distrito. Al año siguiente lo presenté en edición bilingüe en París, en la Unesco, en el Salón de los Pasos Perdidos. Al recibir este tercer premio me proclamé por la prensa lleno de ínfulas tricampeón como Ramón Hoyos. A lo que respondió Humberto De la Calle que Hoyos había sido pentacampeón de ciclismo. Que para alcanzarlo me faltaban dos galardones. Querido Humberto, aquí te los endoso.

         En 1996 me publicaron en México, en ediciones Alforja, Paños menores. Con ese libro gané el Premio Internacional de Poesía “Chino” Valera Mora de la Fundación Rómulo Gallegos que se convirtió en la biblioteca apartamento donde actualmente vivo. Y ahora recibo el Premio Internacional Ramón López Velarde 2015, que cubre mi obra. Creo que el hijo del sastre del barrio Obrero, al borde de los 75, le ha cumplido a Cali, a Colombia, a los amigos, a los amores y a la poesía. Mucha gracia!

Nota de NTC... : Este texto se publicó en EL PAÍS, Cali, impreso, Octubre 6, 2015
Jotamario Arbelaez
http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/jotamario-arbelaez/mision-cumplida


Los poemas periódicos

Una señora muy aseñorada, llena de remiendos y sin ninguna puntada,
me preguntó en el lanzamiento de un libro de poesías que por qué había dejado de escribir esos mis tan buenos poemas de cuando era joven y nadie respondía por mí
–y aquí se le quebró la voz–,
para dedicarme semanalmente a expresar por medio de la prensa escrita estas, cuando no lánguidas, tórridas prosas acerca de la prosopopeya del acontecer.

Ay, señora, le lloré sobre la rodilla
–pues el hombro estaba ocupado por una  mantilla adquirida en Sevilla–,
porque por lo que usted llama mis buenos poemas nadie da un céntimo,
y en cambio con todo lo que expreso en prosa cambia la cosa.
Sin necesidad de agredir a las que ahora llaman divas prepago,
en las revistas del corazón, del sexo y demás vísceras me consienten con razonables tarifas
por todo lo que expreso acerca de mis relaciones peligrosas con semovientes empolvadas,
–y de allí me dan pie para tratar cualquier tema con una reconfortante ironía–
con tal de que el elemento expresivo no sea el poema.


Así, en los últimos años, no aparece una poesía con mi firma –ni con la de nadie–
en ningún periódico o revista –que ya no publican poemas–,
y en cambio sí me dan todo el despliegue con notas que parecieran no requerir de la majestad y el cuidado de la manifestación lírica.
Pero mamola, como solía decir Gaitán antes de que lo inmolaran.
Todo lo que escribe un poeta son poemas,
así sea manifiestos de aduana o cartas al señor juez.    
Amén de quienes me tratan mal mientras mejor me expreso,
de quienes no consienten que me apoye en metros tan dispares que saltan a los territorios prosaicos, sin contar con que están medidos con mi sana respiración de no fumador,
algunos lectores superlativos me lo han manifestado y me voy a poner en esas. Debo seguir expresando mi poesía sin temer de la prosa el inquilinato.
Así la llamen prosa partida –pero miren el picar de las particiones– los que no han saboreado aún el café au lait de la ultramoderna poesía popular.        
Que no será esa pobre prosa que está condenada a ser mañana la del periódico de ayer.


Los poetas deben dejar de croar poesías para dedicarse a escribir lo que les corresponde, dado su manejo del concepto azaroso.
Poner al poema a exigir la paz, es no dejar en paz el poema, para que el mismo poema se encargue de exasperar al viento que exaspere al violento.
Los antagonistas están en contra de la guerra, pero quieren que sea el otro quien deponga las armas.
No se le pidió al poeta que tomara partido. Pero vaya si Homero y Afrodita no estuvieron de parte de los troyanos. Y si los más serios cronistas de la segunda guerra mundial no se manifestaron en contra del holocausto.
Nos están matando a todos así el muerto no seamos ni tú ni yo. Y para señalar todas estas muertes tenemos que alzar la mano llena de versos punzantes y dejarla caer sobre el victimario.
Y no sólo hay que tratar de la guerra sino pintar la crónica del erotismo que a diario nos presenta venturas y tragedias qué recordar, poniendo de presente ese elemento que mueve la vida bajo el sol y las altas estrellas cual es la rosa entreabierta.
            Ante la que me inclino y aspiro con la veneración que merece.

Entiendo que mucha gente no comparta que este tipo de temas se envuelvan en poesía. Pido perdón a quienes aún respetan los formatos tradicionales.
Pero a ellos les prometo que con este lenguaje –en el que lo importante es el tono más la chispa de virulencia–, es posible ganar, en algún momento, un importante premio de poesía. ¡La madre que sí!

Marzo 4-08



Milagro en casa

Contaré —a guisa de anécdota— algo que tiene la categoría de un prodigio,
a sabiendas de que no es de buen tono referirse a las finanzas personales, que han de lavarse en casa,
ni a las catástrofes domésticas que no han sido reportadas en Bienestar Familiar.
Debo aceptar que en los últimos 25 años he vivido como un reyezuelo, gastando más de lo que gano con la sensible pensión de jubilación asumida despuntando el 2001,
apoyado por los amplios créditos de las tarjetas que sin solicitarlas me han expedido los bancos, y que me han permitido sobregirarme ampliamente,
pues cuando me siento acosado resulta la llamada de otro banco comprando la deuda a la mitad de los intereses.
Y así he venido flotando como la mayoría de los fanfarrones.
Hasta que en estos días mi esposa me llamó al orden, me desplegó las facturas sobre la mesa del comedor y me dijo significando que habíamos tocado fondo. ¡Colapsamos!
Que debía conseguirme al rompe doscientos veinte millones al interés más blando para tapar agujeros.

Dejé hablando sola a mi torre gemela y me senté al computador a inspeccionar el monto de mis poemas y prosas y este banco de ideas me dio para participar en varios concursos nacionales e internacionales, así ya me los hubiere ganado.
Pero como los veredictos de los  honorables jurados no son inmediatos ni tienen por qué ser infalibles, así pusiera a mi recién desaparecido amigo Óscar Collazos como jurado en la sombra, había que acudir a un plan B,
como sería la venta de la pinacoteca, de la biblioteca y/o de los archivos del nadaísmo, a cual más precioso para mi vidorria.
Si el Omnipotente no había hecho caso de mi Plegaria donde le solicitaba el milagro de mantenerlo con vida, a lo mejor había preferido llevárselo para convertirlo en el milagroso, a ver si terminaba post mortem de convencerlo.
En esas estaba cuando recibí la llamada de una entidad crediticia que me ofrecía la suma que necesitara a pírricos intereses.
El problema era pasar la rigurosa revisión médica, que ya a estos bien padecidos y gozados 74 podía ser algo peliaguda.
Me ordenaron todo tipo de exámenes y con los resultados me encaminé al  galeno, quien al revisarlos se aterró de mi complexión salutífera, me preguntó que hacía para mantener ese estado físico
y francamente me dio pena confesárselo, pues no tiene qué ver con la continencia, los ejercicios ni los balances dietéticos.

A la hora de aplicarme la tarifa del seguro de vida me volvió a preguntar el nombre y al revelarle el seudónimo
levantó la mirada con los ojos desorbitados y me dijo que si había alguien que me admirara más en la vida que él, era su papá, con quien siempre compartía mis columnas.
Que en reconocimiento por la Plegaria que había escrito sobre el condenado de Óscar Collazos, por quien sentían casi la veneración hacia un santo, recomendaría aplicarme la menor tasa.

Al otro día recibí el jugoso cheque, cancelé en todos los bancos mis moratorias,
y bailando en una sola pata acepte una invitación del escritor y viajero e hinduista Germán Puyana a tomar un whisky en su casa,
repleta de esculturas y pinturas y objetos índicos en memoria de su esposa, a la manera del Taj Mahal.
Le conté de la suerte de mi pluma gracias al finado Collazos y, confiándonos secretos de nuestras vidas en ocasiones disolutas
empinamos el codo, por lo menos yo, porque mi anfitrión se comportó circunspecto.
Hasta que las girantes constelaciones comenzaron a hacer sonar sus sirenas en mi cabeza y llamé a mi señora para que pasara por mí.
Una vez en casa, luego de retirarme las zapatillas me acomodó en el tálamo, me puso almohadas en el suelo por si las moscas y se fue a la cocina en busca de algún bocadillo.
Fue cuando debí levantarme en un rapto de sonambulismo y me senté sobre la silla giratoria del escritorio de quien fuera mi suegro
y ante algún movimiento brusco y torpe nos fuimos de espaldares la silla y yo, en un estruendo de padre y señor mío que hizo gritar a Salomé mi hija desde su cuarto: ¡Mami, se mató mi papá!
Cuando llegaron me encontraron sentado sobre la silla pero acostado patas arriba y en la cabeza me había dado un golpe que me hubiera dejado descerebrado de no haber sido porque pegó contra una pila de libros que tengo en turno en el suelo
y el que estaba encima y recibió el porrazo del occipital fue la novela Tierra quemada de Óscar Collazos.
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Estoy viviendo un milagro reiterativo, pensé. Aplicable al gnóstico de mi amigo, pues no va a ser a la edición Mondadori.
“Te va a tocar leerlo”, dijo socarrona mi esposa. Y añadió: “Y espera los premios”.


Los estoy esperando, porque “Óscar es muy grande”, como dije en su homenaje en la tertulia del doctor Vera.
 A lo que su bella esposa Jimena  complementó: “¡Y muy generoso!” Así sea.

P.D. A mes y medio de escrito lo que pasó, recibo de México la llamada de mi admirado poeta Marco Antonio Campos para anunciarme que acabo de ganarme el Premio Internacional de Poesía Ramón López Velarde 2015, en reconocimiento a mi obra. Que el 5 de diciembre me esperan con el cheque y la medalla de plata. Gracias, Collazos.

Julio 8-15
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NTC … ENLACE:

ÓSCAR COLLAZOS lee su Poema "Bahía Solano" (1974). Tertulia Médica 137

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FESTIVAL del la IMAGEN y la PALABRA, UCEVA
Versión VII.
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En el marco de



*** 5 al 9 de octubre, 2015, Tuluá, UCEVA, ... 

--- FESTIVAL del la IMAGEN y la PALABRA, UCEVA, Versión VII. Detalles: Click derecho sobre las imágenes para ampliarlas en una nueva ventana. Luego click sobre la imagen para mayor ampliación. Y en:  http://ntc-eventos.blogspot.com.co/2015_09_01_archive.html
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