jueves, 26 de septiembre de 2013

Un recuerdo de Mutis poeta. Por Darío Henao Restrepo. Cali, Septiembre 25, 2013

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Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con … 
La Niña, La Tinta y La Canta María 
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NTC ... VIENE y COMPLEMENTO DE: 
ÁLVARO MUTIS , 
http://ntc-narrativa.blogspot.com/2013_08_25_archive.html
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Un recuerdo de Mutis poeta

Darío Henao Restrepo ( 1 )
Escuela de Literatura. Universidad del Valle
Director del Centro Virtual Issacs, CVI, * y del periódico La Palabra 

NTC ... agradece al autor el aporte del texto y la autorización para publicarlo.  
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En 1993 preparé la primera antología en el Brasil de la poesía de Álvaro Mutis bajo el título, Mortes e viagens de Maqroll El Gaviero. Un encargo para la editorial Leviatán de Rio de Janeiro, que tuviera el apoyo de la Embajada de Colombia en un  país de grandes poetas – muy apreciados por Mutis como Joao Cabral de Melo Neto, Manuel  Bandeira, Carlos Drummond de Andrade, Mario Quintana, Oswald y Mario de Andrade . De él era la idea de considerar a Macunaíma, la novela de Mario de Andrade publicada en 1928, como la gran antecesora de Cien años de soledad aparecida en 1967.
Livro Mortes E Viagens De Maqroll El Gaviero - Álvaro Mutis
 La grata tarea de hacer la antología   me sumergió en toda su obra para hacer una selección juiciosa de lo que consideraba como lo más significativo de su poesía. Labor en la que tuve la fortuna de trabajar con dos reconocidos traductores brasileños  que hacían entonces sus primeros pininos – Carlos Nougué y Francisco Manhaes – en un delicioso y fructífero taller de traducción en el que dedicamos muchas horas a procura de llevar el ritmo y las metáforas de esta poesía a la lengua portuguesa, más aún, al portugués del Brasil que tan bien conocía y hablaba el  propio Mutis por sus múltiples viajes y relaciones con  ese enorme país.

La noticia de su muerte me llevó a recordar esta bella empresa. Muy significativa para mi, pues me permitió trabar amistad con el poeta desde México y consultarle algunas dudas que surgían en el proceso de traducción. Estaba muy entusiasmado con el trabajo, tanto, que cuando le envié la versión final de los poemas traducidos me llamó bien tarde de la noche a expresarme la alegría de poder leer su poesía en una lengua que tanto quería. Estaba con unos tragos y me deleitó con la lectura en portugués de las versiones que más le habían encantado. Muchos años después, cuando la gran editorial Compañía de las Letras decidió publicar su poesía completa en el Brasil, Mutis recomendó nuestra traducción como referente en un acto propio de la generosidad que siempre lo caracterizó. El único sueño que no pudimos cumplir, por sus múltiples compromisos, fue su asistencia al acto de lanzamiento del libro en la Biblioteca Nacional de Rio de Janeiro. Esa memorable noche, con la presencia de muchos poetas y escritores, leí el pequeño ensayo que había escrito como prefacio de Mortes e viagens de Maqroll El Gaviero.

He vuelto a releer ese texto escrito hace 20 años ahora que el poeta parte de este mundo. Lo conocí, digamos, que por su obra y por su voz. Y por esta última desde la infancia, pues fui un fanático de la serie de televisión Los Intocables, doblada por esa inconfundible voz de Mutis. Destacaba en mi breve ensayo la máxima proustiana que inspiraba su quehacer poético en su afán por rescatar los misterios de la condición  y del destino humano contra el inexorable paso del tiempo: “La vida, la verdadera vida, la vida realmente vivida”.  Sin apartarse nunca de sus experiencias plenamente vividas, que parten de su infancia y adolescencia pasadas entre Bélgica y sus vacaciones en una hacienda de café en el Tolima, la tierra caliente de ese país que siempre llevó consigo en su exilio mexicano, Mutis escribió una singular y original poesía para enfrentar o mostrar, según sus palabras, el persistente trabajo de los días, la renovada miseria del tiempo y ese usarnos cada día para esa nada que es la muerte. Su poesía es un viaje – geográfico, espiritual y literario -  a esa “fértil miseria” que alegorizó en las andanzas de su  personaje de Maqroll El Gaviero. Como lo dijo su entrañable amigo García Márquez, en sus palabras con motivo de sus 70 años, su vida y su obra son las de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir, remata Gabo, Maqroll no es sólo él, como con tanta facilidad se dice, Maqroll somos todos.
Cali, Septiembre 25, 2013

--- Publicación reproducida, mediante link, en el CVI: http://cvisaacs.univalle.edu.co/index.php/component/content/article/314-noticias/3437-un-recuerdo-de-mutis-poeta
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* NTC ... Nota:  Por propuesta del escritor Darío Henao, se proyecta y estructura una alianza entre el Centro Virtual Isaacs **, CVI,   NTC … para elaborar un especial sobre la obra de Mutis e invitar a escritores nacionales y lectores del país a que envíen textos y comentarios sobre su obra y sobre él. 
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De: Rodrigo Escobar Holguín
Fecha: 26 de septiembre de 2013,  09:34
Asunto: Mutis contacto y recuerdo
Para: ntcgra@gmail.com.

Amigos de NTC …

Les envío mi remembranza de Mutis. Un abrazo, Rodrigo
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Mutis: contacto y recuerdo

Rodrigo Escobar Holguín *

Le había conocido por escrito en 1965, en una reseña de Fernando Charry Lara en Eco, que citaba por entero ―y por fortuna―cierto poema. El impacto fue inmediato. Apenas hace poco entendí por qué me llegó tan hondo. Fue por unas vacaciones que pasé, de adolescente, a  orillas del río Desbaratado, al pie de la cordillera Central, en una casa de madera de la que hoy apenas quedan los cimientos. En la parte de atrás había un cafetal, y una vez que llovió toda la noche tocó ir, de mañana,  a reparar el largo acueducto de guadua que abastecía  la casa. Por eso ese nocturno de paisaje y olor campesino  pudo ser mío tan pronto como lo leí.

         Tal vez por los 90 fue cuando lo conocí en persona. Habían anunciado su aparición pública en  el Hotel Intercontinental de Cali, y allá fui. No habría más de treinta personas, si acaso. Yo, por ese tiempo, andaba seducido por la música del verso clásico ―alejandrinos, endecasílabos― y me admiraba cómo él podía lograr esos poemas tan soberbios con otra música. No recuerdo cuál fue la pregunta que le hice, pero tenía la intención de que me revelara el secreto de su verso libre.

Tampoco tengo muy presente su respuesta.  Sé que me frustró, pues no hizo sino hablar de la respiración: es el ritmo de los pulmones―creo que dijo― lo que da la clave.  ¡Qué sencillo! No era sino hacer conciencia, pues, de la respiración al ir escribiendo, y lograría versos libres tan admirables como los suyos.

Persuadido de un engaño flagrante, le pregunté de nuevo, como a un criminal a quien el juez intenta coger en falta.  Me miró, impaciente y compasivo.

―Como ya te lo dije, se trata de seguir, con el verso, el ritmo de la respiración.

Ahora comprendo: creaba desde lo  profundo desconocido. Quizá él mismo se habría preguntado el origen de sus poemas y su técnica, y en un rapto de superstición, no quiso ir más allá de una verdad tan frágil. Pero eso me da para imaginarlo ahora, vivo en la soledad de su escritura, rompiendo el silencio con la palabra sonora, hasta donde le alcanza el aliento.

Cali, 24 de septiembre de 2013
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NTC ... Nota: A la tertulia con Mutis en el Hotel Intercontinental, 1988, asistieron, entre otros, los directores de NTC ... . 
Allí nos autografío el libro.   
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Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con 
La Niña, La Tinta y La Canta María 
El 25 de Septiembre de 1492, La Pinta, La Niña y La Santa María navegaban,  a un poco más de la mitad del mar y de camino hacia 
 Cipango -el moderno Japón- y a las tierras del Gran Kan navegando hacia occidente …


Del Diario de Cristobal Colón. 
  

Martes, 25 de septiembre, 1492
  
Este día hubo mucha calma, y después ventó; y fueron su camino al Oeste hasta la noche. Iba hablando el Almirante con Martín Alonso Pinzón, capitán de la otra carabela Pinta, sobre una carta que le había enviado tres días hacía a la carabela, donde según parece tenía pintadas el Almirante ciertas islas por aquella mar. Y decía Martín Alonso que estaban en aquella comarca, y decía el Almirante que así le parecía a él; pero puesto que no hubiesen dado con ellas, lo debían de haber causado las corrientes que siempre habían echado los navíos al Nordeste, y que no habían andado tanto como los pilotos decían. Y, estando en esto, dijo el Almirante que le enviase la carta dicha. Y, enviada con alguna cuerda, comenzó el Almirante a cartear en ella con su piloto y marineros. Al sol puesto, subió el Martín Alonso en la popa de su navío, y con mucha alegría llamó al Almirante, pidiéndole albricias que veía tierra. Y cuando se lo oyó decir con afirmación, el Almirante dice que se echó a dar gracias a Nuestro Señor de rodillas, y el Martín Alonso decía Gloria in excelsis Deo con su gente. Lo mismo hizo la gente del Almirante; y los de la Niña subiéronse todos sobre el mástil y en la jarcia, y todos afirmaron que era tierra. Y al Almirante así pareció y que habría a ella veinticinco leguas. Estuvieron hasta la noche afirmando todos ser tierra. Mandó el Almirante dejar su camino, que era el Oeste, y que fuesen todos al Sudoeste, adonde había parecido la tierra. Habrían andado aquel día al Oeste cuatro leguas y media, y en la noche al Sudoeste diecisiete leguas, que son veintiuna, puesto que decía a la gente trece leguas porque siempre fingía a la gente que hacía poco camino porque no les pareciese largo; por manera que escribió por dos caminos aquel viaje, el menor fue el fingido, y el mayor el verdadero. Anduvo la mar muy llana, por lo cual se echaron a nadar muchos marineros. Vieron muchos dorados y otros peces.