lunes, 6 de agosto de 2012

Luis Vidales, el poeta de Calarcá. Por Iván Guzmán López. El Mundo, Medellín, 2 de Agosto de 2012

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Luis Vidales, the poet of Calarcá
Luis Vidales, el poeta de Calarcá
Autor: Iván Guzmán López
El Mundo . com , Cultural, Medellín, 2 de Agosto de 2012
Ilustración: Mateo Camargo H.
Luis Vidales recibió, en 1982, el Premio Nacional de Poesía. En 1985, la Unión Soviética le concedió el Premio Lenin de la Paz.
Hace pocos días finalizó el mes de julio, lo que no obsta para que recuerde con cariño al poeta Luis Vidales Jaramillo, el cuarto hijo del matrimonio entre el educador Roberto Vidales y Rosaura Jaramillo.
Su vida
Nuestro vate, crítico de arte, profesor universitario, periodista y escritor, nació el 26 de julio de 1900, en el municipio quindiano de Calarcá, más exactamente en una hacienda, cuyo idílico nombre evocaba ya su oficio de poeta: la hacienda Río Azul.
Su infancia transcurrió en Honda, Tolima, donde la familia se había radicado tras terminar la Guerra Civil. Cursó sus estudios primarios bajo la acertada dirección de su padre. 
La familia llegó a Bogotá cuando sus hermanos Silvia, Roberto y Clara, estuvieron en edad de iniciar estudios secundarios. Luis Vidales cursó los suyos en el Colegio del Rosario, obteniendo excelentes calificaciones y una clara vocación literaria. Al terminarlos, solo contaba con 16 años, gesta que, para esa época, era difícil de emular y hablaba muy bien de la inteligencia y las calidades académicas del aludido.
Al poco tiempo trabó amistad con Luis Tejada y Ricardo Rendón. Los tres colaboraron con El Espectador y El Tiempo y, en compañía de León de Greiff, José Mar, Moisés Prieto, Felipe y Alberto Lleras, Carlos Lozano y Lozano, entre otros brillantes escritores y periodistas de la época, fundaron el grupo de Los Nuevos.
A finales de 1922 apareció el diario matutino El Sol, donde brillaron sus colaboraciones, al lado de las de Jorge Eliécer Gaitán, Gabriel Turbay, León de Greiff, Alejandro Vallejo, Carlos Lozano y Lozano, entre otros vanguardistas.
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Obra
En 1926 publicó su primer libro de poemas, “Suenan timbres”, la más importante de sus obras. La publicación recibió en Colombia sentimientos encontrados de admiración, rechazo, estupor y escándalo: el tradicionalismo poético colombiano se sintió asaltado, pues es claro que su poética promueve nuevas formas, transgrede el verso decimonónico y escandaliza a todo lo que suene y sepa a ortodoxia. La obra Quintaesencia la realidad; es un ejercicio de vida y de escritura.
En “Suenan timbres”, encontramos un poema muy breve, “Super - ciencia”, que  dice, con inocultable sorna: 
“Por medio de los microscopios
los microbios
observan a los sabios”. 
Más adelante, encontramos otro micropoema: “El loro”: 
“Qué civilización tan asombrosa
ha alcanzado el loro”. 
En “Alguien que vuela muy alto”, perteneciente al mismo poemario, encontramos este, muy parecido al hoy famoso Haiku, una de las más bellas formas de la literatura japonesa: 
“El ministro cayó. Aquello ocurría cuando se encontraba más encumbrado. Cuando se sintió en el asfalto tuvo la neta impresión de que somos criaturas del Cielo. Y si no, no hubiera caído”.

El maestro de la crónica, nuestro paisano, el barboseño Luis Tejada, su mejor amigo, escribió: “Yo presento hoy a Luis Vidales, y reclamo para él el título de poeta en el mejor y más noble sentido de la palabra. Sé que sus versos no irán a gustar todavía a esa gran masa de público rutinizada en el viejo sonsonete, sin alma ni médula que nos dan diariamente quienes confunden la belleza con la sonoridad vacua y pretenden hacer poesía escalando adjetivos, armonías y superficiales colores, en visión pobre por solo ser descriptivas”.

Su pensamiento político
De militancia abierta hacia la izquierda, fundó el Partido Comunista colombiano, luego de un viaje por París e Italia. Fue consumado agitador e ideólogo, lo que dio origen a muchos de sus poemas sociales, publicados en periódicos como Vox Populi, Tierra, El Soviet, y El Diario, órgano informativo de su jefe político, el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.
Eduardo Carranza, poeta de Colombia, como gustaba a Pablo Neruda, llamar al de Apiay, dijo de Vidales:
“Es necesario decir que Luis Vidales fue, entre sus contemporáneos, el único que escribió a la altura de su tiempo, el único que se plantó con su libro extraordinario en la vanguardia, el único que incorporó a su poesía las nuevas criaturas lucientes de la técnica, la inquietud revolucionaria que surgía con las primeras victorias del socialismo, y los tesoros oníricos que venía de la inmersión freudiana en el subconsciente (...)”.

En “Suenan timbres”, para concluir, hay agilidad, brillo, ingenio, humor y, a menudo, ternura y lirismo. Así sentimos este poema, de nombre: “La costurera”:

“Vida y lino lo mismo ata la hebra.
Une noche y aurora el pedal, de tope a tope.
Miseria, son las ocho, grita el reloj a los pobres de la tierra.
Una mujer en el silencio cose, cose, cose,
cumple mil años al volver la rueda.
Por el telégrafo del carrete
los telegramas del cansancio se detienen.
Mujer obrera, hecha de carne y llanto,
hecha de hambre, luz y manos
y de sudor, rocío del hierro.
Corre el trabajo, ferrocarril sin panorama;
hay hambre en el vientre y hay hambre en los ojos;
por el sudor el cuerpo llora en el silencio.
Kilómetros, en bloques y paquetes van las horas,
trenes monótonos y ciegos;
va el pedal al galope;
describe tu existencia la polea de cuero;
la traza el brillo de la vida en la rueda que gira...
La máquina de coser es un vampiro
y de tu corazón toma su fuerza.
Monotonía, monotonía, chirría la polea,
oyendo coser el ruido ya es recuerdo.
Tú tienes el cansancio, tienes la miseria,
el dolor cada día renovado,
el dolor antiguo que es un morado en tu vida.
Mujer obrera, la que aplancha,
la que remienda, la que cose; tres mujeres
y una sola. Remienda, cose, aplancha y canta,
canta la canción:
Mañana nueva del planeta;
la insurrección ya incendia el cielo;
hay una nueva estación...
Cinco son las estaciones de la tierra:
verano, invierno, otoño, primavera, revolución”.

El 14 de junio de 1990 falleció el poeta Luis Vidales Jaramillo, en Bogotá, el escenario preferido de sus luchas políticas y poéticas, dejando el sonido del timbre en el corazón y en la conciencia de los lectores de su lirismo y de su grito. Era una mañana fría, como para no desentonar, cuando el timbre de la muerte llamó a la puerta, o la vida, del poeta que nació en la hacienda de nombre evocador y poético: Río Azul.
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“El teléfono”

"El teléfono es un pulpo que cae sobre la ciudad. Sus tentáculos se enredan en las casas. Con las ventosas de los tentáculos se chupa las voces de las gentes. De noche se alimenta de ruidos".



“Las hojas”

“El viento vira en los aires
sobre la hélice de la hoja.
Nadie ha visto el viento
pero las hojas van señalando su rumbo.
Da tristeza.
Para que el vuelo de las hojas
fuera a su gusto
todas deberían ir provistas
de motorcitos de mariposa”.

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Sobre Luis Vidales:
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** http://luisvidales.blogspot.com/ Luis Vidales. Página oficial del poeta de "Suenan timbres"
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** http://ntcblog.blogspot.com/2006_03_02_archive.html Publicación de NTC ... . 80 AÑOS DE “SUENAN TIMBRES” de Luis Vidales, 25 de Febrero de 1.926 HOMENAJE Y MEMORIAS. FEBRERO 26, 2.006.
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NTC ... ÁLBUM sobre LUIS VIDALES

LUIS VIDALES. Calarcá, 1900 - Bogotá, 1990.
https://picasaweb.google.com/111515077843964359836/LUISVIDALESCalarca1900Bogota1990#
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